Reflexión
en torno al proceso de creación La creatividad y el artista Contemporáneo en la
Cultura masiva.
Para comenzar a hacer
una reflexión en torno al proceso creativo que tiene un artista visual actual y
su convivencia en la cultura de masas, debemos comenzar por definir el concepto
de creatividad, para que posteriormente nos sea más sencillo comprender hacia
donde queremos dirigir la investigación y nos sitúe dentro de una situación
espacialespecífica.
Entendemos la creatividad como el
proceso de presentar un problema a la mente con claridad (ya sea imaginándolo,
visualizándolo, suponiéndolo, meditando, contemplando, etc.) y luego originar o
inventar una idea, concepto, noción o esquema según líneas nuevas o no
convencionales. (Paredes Aguirre, 1997)
Dada la definición
anterior, comprenderemos que la creatividad se entiende como la capacidad de
realizar algo nuevo y útil. Cuando una persona va más allá del análisis de un
problema e intenta poner en práctica una solución se produce un cambio. Esto se
llama creatividad: ver un problema, tener una idea, hacer algo sobre ella,
tener resultados positivos.
Ser creativo significa
tener la capacidad para dar respuesta a situaciones inesperadas por medio de
diversos escenarios posibles; generar e integrar elementos innovadores;
utilizar inteligentemente una serie de recursos como son la memoria, la
experiencia, y sobre todo la imaginación; la aptitud de integrar un
conocimiento en otro campo del saber (lo transdisciplinario), es por esto que
para la sociedad común ser creativo es sinónimo de genio, loco o artista;
puesto que esta serie de conceptos renovadores no son usuales dentro de una
población con valores ya establecidos que normalmente son dictados
por patrones habituales.
Giorgio Vasari, en sus célebres biografías, describe a los
artistas de su tiempo: son
extraños, fantasiosos, caprichosos, sucios, depresivos, melancólicos. (Vasari
en Méndez Baiges, 1996:311).
Por lo común
existen dos aspectos en el proceso creador artístico: aquello que produce en el
artista un despertar creador mediante el impacto que producen sobre su conciencia
las ideas, visiones y conceptos que capta él mismo y a las que da forma; y las
formas que crea, que pueden estar revestidas de belleza, utilidad práctica,
color, palabras, sonidos musicales, etc.; de manera que detrás de la forma se
halla la idea percibida a la cual el artista creador trata de dar expresión.
Freud creyó que había encontrado la clave en su método de
relacionar la obra de arte con las experiencias personales del artista.
Establece que la neurosis tiene origen causal
en la zona psíquica y que surge de estados emocionales y experiencias de la
infancia, reales o imaginarias. (Freud, 1999:400) Es innegable que
la disposición psíquica del artista compenetra la raíz y los derivados de su
obra. Aunque no es nada nuevo asegurar que los factores personales influyen en
gran parte en la elección del tema artístico u objeto de estudio para la
creación artística, así como en el empleo de los materiales. Sin embargo, debe
reconocérsele a la escuela freudiana el mérito de demostrar el gran alcance de
esta influencia y la forma curiosa en la que se expresa.
El artista antes
de ser creador es un ser humano, que vive y se desenvuelve siendo parte de una
sociedad determinada, y esto puede influir directa o indirectamente en su obra
artística.
El secreto de la
creación artística y de la efectividad del arte reside en el nivel de
experiencia que vive el hombre y no el individuo, y donde la felicidad y el
dolor de un solo ser humano no cuenta, sino la existencia humana. He aquí por
qué toda gran obra de arte es objetiva e impersonal y, sin embargo, nos
conmueve profundamente, y también por qué la vida personal del artista no puede
considerarse esencial para su arte, sino a lo sumo una ayuda o un obstáculo a
su tarea creadora. Podrá seguir el camino de un filisteo, de un buen ciudadano,
un neurótico, un ingenuo o un criminal. Su vida personal puede ser inevitable o
interesante, pero no explica al artista (Jung, 1995:319).
Como leímos
anteriormente, según Jung, la vida personal del artista no influye directamente
en la elección del objeto de creación, pero si juega un papel importante en su
dinámica, y este a su vez forma parte de un engrane más grande, la sociedad en
la que convive y se desenvuelve.
Entre varias definiciones del concepto de sociedad cultural y de
la cultura de masas, Juan Gonzalez-Anleo, plantea que “la
cultura de masas surge en el mundo occidental como un magnífico producto de la
sociedad de consumo”. Nos dice también “Cuando
culminó la primera colonización industrial de las sociedades occidentales, se
inició una segunda colonización industrial, en profundidad: la del alma humana,
con todas sus producciones, imágenes y sueños.” (González-Anleo,
1996:348)
Ortega y Gasset, por su parte, diferencia minoría y masa: “masa
es el hombre medio”, es quien “no se valora a sí mismo…sino que se siente como
todo el mundo…y, sin embargo, no se angustia” (Ortega
y Gasset, 2004 [en línea])
Debido a esto la cultura, o lo que habitualmente
entendemos por cultura, la vida privada, los estilos
personales, las ideas, los sueños e ilusiones empezaron a ser fabricados a
escala masiva. Y vendidos en el mercado. Este fenómeno es el llamado cultura de
masas.
Teniendo esta información en cuenta es importante
mencionar las consecuencias artísticas que implicó el surgimiento de la cultura
de las masas. Una de ellas es el origen del llamado Arte Pop:Un movimiento artístico que
nace en 1954 cuando Lawrence Alloway utiliza por primera vez este término. Con
esta abreviatura Alloway se refería al arte popular que estaba creando la
publicidad de masas, y que tenía como objeto principal los intereses colectivos
del pueblo, aunque éste no fuera su destinatario. Se trataba de un arte
ciudadano, originario de las grandes ciudades y totalmente alienado de la
naturaleza, un arte que usaba imágenes conocidas con un sentido diferente para
obtener una nueva estética o para conseguir una visión crítica de la sociedad
de consumo. Londres y Nueva York son las cunas del arte pop. Fue en Gran
Bretaña donde surgió la primera obra verdadera que se conoce, un collage de
Richard Hamilton titulado “Sencillamente, ¿qué hace que los hogares de hoy sean
tan diferentes, tan llamativos?”(Walther, 2001:840)
Pensar el arte hoy al
margen de las transformaciones comunicativas y culturales que atraviesan las mayorías
en su vida cotidiana puede impedir la comprensión de los cambios culturales y
las consecuencias artísticas que tienen debido a la aparición de estos nuevos
fenómenos de las masas.
Con los nuevos
medios y soportes digitales (audio, video, programas multimedia, redes
sociales, etc.) el acceso a la creación resulta más fácil que nunca.
Tal vez esto sea la
razón por la cual mucho de lo que se produce hoy, en los diversos campos del
esfuerzo creador, no encierra una idea verdadera; la forma no encarna algo
real, excepto la vaga ambición de hacer algo que llame la atención para
satisfacer un anhelo innato de ser reconocido o una necesidad interna de
expresar algo, un algo tan nebuloso e indefinido que el impulso no es adecuado
para construir la forma.
Pese a todo esto,
se sigue creando, se sigue componiendo o pintando, aunque resulte ya muy
difícil explicar el arte actual con los criterios estéticos tradicionales, y
más aún conviviendo en una sociedad donde constantemente es invadido por
conceptos como: si todo objeto puede ser una obra todo individuo puede ser
artista, puesto que como dijimos anteriormente si la sociedad de masas es la
consecuencia inevitable de los procesos modernos de democratización y
tecnificación, hay que aceptar como lógico también que la masa quiera sentirse
protagonista cultural en una época en la que existen los medios técnicos para
que esto suceda.
¿De que manera la
cultura de las masas aporta ingredientes a la creación de la obra artística en
México? ¿En qué condiciones y bajo qué formas hay arte y cultura en la era de
los medios?
Aunque, en definitiva,
no existen los destinos fatales ante la técnica o la masificación, al
contrario, más bien un campo infinito de posibilidades que abren nuevos caminos
estéticos y culturales si las sabemos utilizar y aprovechar de manera adecuada,
concibiendo la realidad no con nostalgia sino como reto.
Lo que pretendemos hacer
con esta investigación es una crítica constructiva donde se sitúe en un orden
espacial las circunstancias de vida con las que convive un artista
contemporáneo en México, para así poder comprender de mejor manera su proceso
creativo y su producto final, así como su opinión sobre la actual cultura de
masas, la influencia que esta posee en su trabajo, y la apertura a un mundo de posibilidades
en el arte contemporáneo que serán dadas por los mismos artistas, que siguen
creando de la mano -para bien o para mal- de esta nuestra cultura masiva.
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